El 2020 fue, probablemente, el año más impactante de nuestra vida del que aún estamos viviendo sus consecuencias. En Canarias se iniciaron tres crisis derivadas de la pandemia. Una crisis sanitaria sin precedentes, una contracción económica peor a las vividas tras las guerras mundiales, y una crisis migratoria de amplio impacto social.
Pero en paralelo, y en parte consecuencia de lo anterior, se han acelerado las tendencias de la transformación digital y alterado los modos de consumo en prácticamente todos los sectores que generan actividad económica incluso en nuestro distante archipiélago.
Es indiscutible que lo que estamos viviendo nos está dando lecciones a pasos agigantados y ha acelerado movimientos que están impulsando un cambio cercano a lo radical en torno a cuestiones como la emergencia climática, la diversidad y la igualdad.
La economía ha sufrido grandes cambios en cuestión de semanas, que han permitido el florecimiento de nuevos modelos de negocio en mercados muy maduros como el nuestro. Fortaleciendo el poder del consumidor cada vez más exigente e hiperconectado.
Las marcas empiezan a tomar conciencia de que los consumidores demandamos más que su producto/servicio o su precio.
Y parece evidente que las marcas con mayor reconocimiento han sido aquellas que han sabido reaccionar estableciendo una relación diferente con las personas. Las marcas canarias tienen la oportunidad de dialogar con sus clientes y establecer un nuevo marco de relación en base a valores comunes.
Estoy convencido que las marcas saldrán más fuertes si fomentan el diálogo y convierten a sus clientes en cómplices de propósitos compartidos. Y en esta tierra el compromiso entre instituciones, empresas y consumidores es lo único que nos permitirá superar mejor lo que nos está tocando vivir. Las marcas canarias deben ser activas, impulsoras del cambio y protagonistas de la transformación.
Vamos a vivir meses, e incluso años, marcados por la difícil frontera entre supervivencia y el crecimiento.
Y creo que tenemos la oportunidad de ser más sostenibles que viables, más empáticos que eficientes, más creíbles que directos.
“La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer”. Bertolt Brecht