Como cada año, llegando el final de octubre, las calles y comercios se tiñen de tonos naranjas, lilas y negros para dar la bienvenida a una fantasmagórica fiesta amada por muchos y odiada por otros tantos. En Canarias, a pesar de mantener la tradición de los finaos, la globalización, el poder de la publicidad y el marketing, han hecho que cada vez más gente celebre esta fiesta de origen celta en la víspera del día de todos los santos.
Este fenómeno, que se vive un poco a tropezón entre el verano y la navidad, se ha ido metiendo poco a poco en nuestras vida y ha llegado a las islas para quedarse. Las tiendas ofrecen disfraces, decoración, bromas y golosinas. Los supermercados se llenan de productos temáticos y hasta las pastelerías realizan su mejor esfuerzo para hacer de este día una gran celebración que a su vez moviliza la economía. En en el mes de octubre, la venta de golosinas ha aumentado un 50% según Produlce (Asociación Española del Dulce). Las calabazas, grandes protagonistas en una noche especial, disparan sus ventas, lo que influye de manera positiva en el sector agrícola. Desde el año 2017 ya repuntaba la venta de calabazas americanas producidas en España, de las cuales un 13,3% del total salió de Canarias, según datos de La Sexta.
Para el sector de la hostelería también es algo positivo ya que, según Emilio Gallego, secretario general de la Conferencia de Empresarios de Hostelería de España (Cehe), la facturación ha crecido entre un 5 y un 15% por este motivo. Puedes ampliar detalles en abc.es.
En 22grados no podíamos quedarnos atrás en una fecha tan señalada. El año pasado lo celebramos con unas golosinas, pero este año había que dar un paso más. Y además, había que hacerlo de manera propia.
Además de gustarnos la fiesta, nos gusta sorprender y que haya un buen ambiente de trabajo porque, como ya sabéis, aquí lo más importante son las personas. La sorpresa llevó esfuerzo y tiempo, pero valió la pena. Si quieres conocer el resultado, ¡sigue leyendo!
Tras una larga semana trasteando en busca de cartones y papel, y cuando ya la casa parecía un punto limpio, de manera secreta, alguien se armó de brocha, cutter, tijeras, silicona y pintura, y se puso manos a la obra. El fin de semana fue largo e hizo falta la ayuda de toda la familia a modo de Oompa Loompas, pero poco a poco aquello iba tomando forma. Cuando pensabas que habías dejado atrás Art Attack, te das cuenta de que te acompañará toda la vida.
Una vez elaborado el material, había que transportarlo hasta las oficinas, pero era tanto que no podía llevarse en un taxi normal, así que ¿Qué mejor opción que el transporte público? Pues eso se hizo, línea 32 de Guaguas Municipales y nos bajamos en el cementerio del Puerto (muy apropiado), para llegar a la oficina de 22grados. Otra cosa no, pero ir por la calle con una tumba de casi metro y medio de altura, un arsenal de tumbas más pequeñas y un fantasma de tela, es una experiencia. Algún ¡Truco o trato! se escuchó al pasar, la gente se reía y al final, lo que iba a ser una odisea, se convirtió en una aventura.
Y por fin, junto al jardín vertical, se pudo colocar la primera pieza. Una pieza diseñada para recibir a nuestros clientes como se merecen en un día como hoy. Y de paso una ouija, por si mientras esperan quieren hablar con alguien.


¿Y qué nos esperaba en la segunda oficina? Pues aprovechando ese espacio tan bonito que tenemos de Meeting Point, había que montarse algo. Esas gradas pedían cementerio claramente, ¡y así se hizo!
Tumbas por aquí, tumbas por allá, mucha tela de araña y ese fantasma hecho de tela mojada en agua con cola y globos que no sabías muy bien dónde colocar. ¡Y este fue el resultado!

Cada tumba lleva su epitafio, frases graciosas que animen a la gente por la mañana y te saquen una sonrisa. Porque es un cementerio, ¡pero aquí están contentos hasta los fantasmas!
Y como no podía faltar, las gominolas, chocolates y dulces varios para garrapiñarlos a todos, porque un Halloween sin golosinas, no es Halloween, y el azúcar es necesaria para alimentar a la neurona.

Ya estaba todo listo. Desde primera hora de la mañana empezaban a llegar compañeros que veían que algo pasaba, los fantasmas se habían apoderado de manera nerviosa de las puertas. Luego llegó la sorpresa y la decoración tuvo muy buena acogida por parte de todos, quienes no se lo esperaban, aunque también hubo algún que otro susto, parece ser que algunas compañeras andan sueltas por la oficina.

Bueno, sí, están pintadas a mano y si las ves tan de cerca no cuelan, pero de lejos podrían pasar por reales, ¿No crees?
El Halloween se ha apoderado de la oficina, tanto que hasta nuestra pantalla de información acerca de los proyectos ha tornado oscura hoy. No sabemos qué da más miedo, si ese fondo que nos han puesto o el hecho de que tengamos algún proyecto retrasado…
Y es que el 31 de octubre es una fecha fantástica donde el marketing, la publicidad y la creatividad en general pueden dar rienda suelta a la imaginación y al ingenio.
¿Y tu? ¿Decoras tu espacio de trabajo?